A lo largo de un futuro, verano un movimiento se repetirá millones de veces. El pequeño tirón de la anilla o la leve presión giratoria para abrir el tapón de una botella de Coca-Cola será sin duda un acto de lo más cotidiano. Es sorprendente que durante los tres meses de verano está previsto que se vendan en España más de 200 millones de envases de Coca-Cola ¡Alaa! Pero detrás de este pequeño movimiento hay una organización industrial y humana que requiere enormes cifras de inversión anuales y del trabajo y esfuerzo de cientos de personas, las cuales me producen un bien a mí, y a la mayoría de todos vosotros.
Una vez que el director de Coca-Cola pulsa el imterruptor, el refresco empieza a llenar botellas, una, otra, otra... Se llenan a un ritmo de 48.000 unidades la hora, botellas de plástico de dos litros y 40.000 a la hora de medio litro. ¡Ojú! ¿Tantas?
Increíble dato que siempre es bueno conocer.
Todo esto a cuento de que ayer, sorprendentemente, encontré una lata de Coca-Cola enterrada debajo de aquel naranjo, una lata que recuerdo que enterré días antes de que empezara el verano 2009, y que acabo de encontrar ezactamente igual que yo la dejé, sin un arañazo ni una gota de óxido. Ahora esa lata, está en una papelera.
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