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Cuando se tenga una enfermedad grave, bendito sea el sacerdote que te cure por el sacramento de la Unción de Enfermos.

Raqueteros.

Son y serán las ganas de vosotros las que cada día me hacen sentir que sois gran parte de mi vida. Quizás, todo este largo y duradero tiempo me haya hecho sentirme el tío más feliz del mundo, por el simple hecho de que desde un principio, os he querido como a nadie he sabido querer, pues sois vosotros los que siempre habéis intentado estar de una manera o de otra al margen de todo. A la vista está todo lo que vosotros, solamente vosotros, con vuestras cualidades únicas, habéis logrado, y ese factor es concretamente el que me hace pensar que no existen mejores amigos que no seáis vosotros.
Son tales personas con las cuales nunca me ha importado nada, con las que me he sentido siempre recogido, apoyado, he sentido el calor que a mí me gusta sentir, he tenido en ellos un refugio en el que resguardarme siempre que lo necesitase. El amor que ante todo saben dar es la única vía en la que encuentro mi parte de felicidad que necesito para continuar. Porque somos un gran grupazo que formamos una inmensa amistad. Somos unión y fuerza, imposibles de separar. Indispensables para continuar. Somos amigos, y como amigos permaneceremos unidos, luchando todos juntas. Amigos que ríen, que lloran, que se divierten y que discuten, pero amigos ante todo. ¿Y sabéis lo que me alegra? Que sé que aún con vosotros me tengo que reír hasta que me duela el esternón y se me desencaje la boca, os escucharé cada vez que haga falta, porque algún día os tocará escucharme a mí, os tengo que pegar, me tenéis que pegar, tenemos que decir tonterías por un tubo, tenemos que querernos como amigos que somos. Y que os llamen Horcajeros, Olas o Raqueteros, que yo os llamaré AMIGOS (L)

Os quiero de una manera especial como jamás he llegado a querer a nadie.