Fin del primer trimestre. Han acabado los malos momentos y el nerviosismo, pero a la vez también ponen fin la cantidad de momentos que he pasado con mis compañeros. No es que los considere amigos, amigos, pero la verdad, es que quizás alguna que otra mañana los eche de menos. Al fin y al cabo, son los que han hecho que me divierta a ratos. Puede que me recuerde en estas fechas a alguno que otro profesor. Que sí, que me ha quedado Química, pero que para el segundo trimestre tengo que demostrarle que puedo. Además, estoy totalmente convencido. Para el segundo trimestre las cosas van a cambiar mucho en esta asignatura. En fin, que aparcados quedan los exámenes, por un rato, que se hará muy corto. Ayer estuvimos comprando las cosas para mañana sábado. Nochebuena promete ser de lo mejor. Hacía bastante tiempo que no me sentía tan libre y feliz cómo ayer, sin asignaturas pendientes ni obligaciones de última hora. Recuerdo que compramos un montón de cosas, y que me ilusionaba con cualquier cosa que echásemos al carro. Estoy deseando de que llegue el sábado por la noche. Pienso en que cenaré con mi familia, estaré con ellos, aunque será inevitable no echar de menos a alguien. Sé que sin tu presencia esa noche me harás feliz y harás que radie en mí la felicidad de todos los años. Me cuesta volver a abandonar a mi familia, pero también pienso en que es lo que me va a hacer feliz. Llegar al local, con las luces, la gente feliz, abrazarlos, empezar a beber un poco, quizás no mucho, o quien sabe, ser feliz toda la noche, no dormir nada, y al día siguiente, cuando ya no pueda más de tanta felicidad acumulada, volver a almorzar con la familia, y descansar un poco, para estar bien preparado para la noche siguiente. Creo que después de los tres meses de trabajo intenso que he tenido, una sóla y única noche cómo ésta es la mejor recompensa que puedo tener.
