Mi forma de aprender

Pues claro, puedes. Es más, saliendo de tu parte, me superarías al instante. Además, es un título motivador, que sé, sin duda, que te animará, auque sea de vez en cuando, a continuar con lo tuyo. Mi forma de enseñar, no creo que hayas escogido un título que te interprete mejor. Ojalá, con el paso del tiempo, tu espacio te resulte un lugar cercano, en el que las palabras volarán de arriba a abajo sin esfuerzo alguno. Es más, como aún te veo indecisa, te propongo un reto; una semana amiga, una semana. Siete días para que tu página empiece a vivir, siete días para que salga al mundo, siete días para lucirte con tu punto más fuerte. Sólo siete días, y si tu blog no llega a ti, ve tú a por él. No será un reto fácil, claro, pero son pocas personas las capaces de asignarse tal cargo como este, y seguir adelante con ello, si es que se me permite definirlo así. Olvidaba un poco que mi entrada va dirigida a mi público, a mis lectores frecuentes, por lo que andarán aún un poco perdidos. En resumen, me dispongo a la ayuda del parto de un blog. Debe de aparecer, pues les aseguro que, si ella quiere, dentro de poco parte de vosotros tendréis como lugar principal de visitas un espacio del que con el paso del tiempo, os iré contando su progresiva evolución.

Memorias de 2011

Comienza un año más en el que los propósitos serán prácticamente los mismos; ser feliz y hacer feliz a los demás. Seguiré manteniéndome al margen como hasta ahora, añadiendo a la lista un gran propósito para estrenar el año de una forma increíble, propósito al cuál me comprometo contigo, siempre supe que con esta entrada te identificarías. Quiero un segundo trimestre cargado de sobresalientes, solo eso. A su vez, iré planteándome nuevos proyectos, nuevas locuras que tomar por hechas, una vez que se hagan claro. Y eso de año nuevo, vida nueva, pues me lo salto como quiera. Año nuevo, mantente al margen más aún de lo que venías haciendo. Porque tengo la sensación de que acaba de empezar un año en el que experimentaré toda clase de sensaciones y momentos, un año cargado de ilusión, en el que por que no decir, abandono a las buenas o a las malas la niñez de una vez por todas. Y como no, decirle sólo un hasta luego, pues nunca me pareció adecuado dar por perdido algo para siempre, aunque a veces, quepa la excepción. Pues lo dicho, y lo añadido; ojalá, de todo corazón, puedan comerse las uvas unas vez más añorando los buenos momentos de un año que por mucho tiempo que parezca, nos dejará pronto.
¡Suerte, tan solo eso!