Lo contrario al amor.

Retomemos. Me encanta hablar de temas romanticones. La verdad es que pienso una vez más que el amor es una mierda. Me encanta hablar de él. Me da mucha envidia encontrarme a parejas juntas, porque claro, los veo felices, compartiendo momentos, y es como si se tuviesen el uno al otro para el resto de sus días. Echo un poco de menos tener a una amiguita especial a mi lado, pero por otra parte, no pienso dejarme llevar. Siempre he sido de estos a los que les ha gustado vivir la vida y que no se han querido perder ni un momento. Creo que los enamorados se amarran entre ellos, crean fuertes lazos y eso es lo que a mí no me gusta. Soy un mozo joven, que estudia y disfruta, y que cree que eso es lo que le toca hacer. Pienso acabar mis estudios, colocarme, y entonces abriré las puertas a quien quiera llegar. Me alegro, me alegro y me alegro. Soy libre, como un pajarraco. Tan libre que no tengo cuerdas, que no amo a nadie, pero si quiero a muchos, y que hace lo que le da la gana, sin tener mucho en cuenta las consecuencias. Sí, eso he dicho, sin tener mucho en cuenta las consecuencias. Al fin y al cabo, se trata de ser feliz. Hakuna Matata.