Cinco verdades de la vida (II)

La búsqueda de la felicidad permanente, dos puntos.

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Si no puedes ser un lapiz para escribir la felicidad de alguien..trata ser un buen borrador para eliminar la tristeza :)

Todos nos preocupamos a lo largo de nuestra vida por llevar un buen ritmo de la misma, y por que en ella no nos falten las cosas de las que presumimos de no poder prescindir. Es por ello que, por lo general, hay tendencia a conseguir todo aquellos que queremos, a que no nos falta nada, a vivir como queremos, y a ser felices, para siempre, en todo momento. Es entonces cuando comienza nuestra travesía por la ruta de la felicidad permanente.

Piensen. ¿Existe verdaderamente? Yo no creo en ella. Tengo cuantiosas razones para no hacerlo. Ser feliz día a día, es algo por lo que todos nos preocupamos. Vuelvo a culpar a mi no deseada edad de ser la culplable de esta anomalía de actos. Me canso de todos los días buscar mi propia felicidad. Pero así es. Pensaba que era el único, y lo soy; peor no el único en buscarla, si no uno de los pocos únicos en conseguirla. La felicidad permanente en sí no existe. En serio, ¿no se preocupan por intentar ser felices cada día? Yo sí. Y dándoles vueltas al asunto; vuelvo a sacar otra de mis grandes conclusiones. En esta no agradecida vida, hay momentos pa tó. Y cierto es que lo bueno, cuando viene acompañado de algo malo, dos veces bueno es. Pues esa es mi función; hacer que lo bueno, dos veces bueno sea, pero dos, ¡o tres! Y retomando, la felicidad permanente en sí, no existe. Piénsenlo hombre. Pero eso sí; preocupación en un tonto de dieciséis años: ir llevando una vida feliz día a día. No siempre se consigue, ni siempre es dos veces bueno.

Cinco verdades de la vida.

Cierto es. Publicaré cinco verdades, que bajo mi opinión son las más destacadas en este mundillo de la fama. Es difícil, créanme. Y si no, inténtenlo vosotros mismo. Ea pues, ¡empezamos!

La presión del grupo es algo que odio. Estoy en contra de ella. Hasta el momento la gente me maneja como le da la gana. No soy totalmente el dueño de mi vida. Me refiero, claro está, a la gente no querida. Queridos no queridos; que tanto yo, como los que siguen a ese yo, estamos cansados de vosotros. Ahora en serio, sin tonterías, la gente no tiene vida. En la esquina de mi casa dónde las viejas compran el pan, no hay vida. En los recreos del instituto, vuelve a no haber vida. En los programas de televisión, tampoco hay vida. Pero es que en las mismas personas, tampoco hay vida. ¿No les pasa que escuchan a la gente hablar más del otro que de sí mismo? Vivimos en un país al que le gusta estar informado de todo. De cuando la vecina de arriba se queda preñada, de las peleas del de abajo, y de lo mal criada que está la niña de la vecina de enfrente. Que me niego a ésta sociedad que da asco, en la que actuar libre tiene condena. Me pasa que, no actúo siempre como querría por miedo a lo que la gente pueda pensar. Y les juro, ser así, es una mierda. Pero tengo la tonta esperanza de que, hay más gente a las que le pasa lo mismo. Y otra vez vuelvo a pensar en la gente. ¿Será quizás que tampoco tengo vida propia? Dicho queda, como primera verdad de la vida: Nos preocupamos más por saber los problemas de los demás, que por solucionar los nuestros.