Hará una semana aproximadamente, nos visitó un inspector de la Junta de Andalucía a clase para evaluar al Centro por el Plan de Calidad, o algo así tengo entendido. Estábamos en clase de Biología y Geología, cuando sonó el timbre que indicaba que la clase había terminado. Vale, hasta ahora, todo normal. A lo que voy, que al final de clase, el inspector quiso contarnos una pequeña anécdota:
Había una vez un ciempiés que era muy indeciso. Cada día, cuando se levantaba, se calzaba todos sus pies, e iba al colegio. Un día, de camino al colegio, se preguntó: ´´¿Cómo andaré yo si tengo cien pies? ¿Daré el primer paso con el primer pie del lado izquierdo, luego el primer pie del lado derecho, a continuación el segundo pie del lado izquierdo, llegando al último pie del lado derecho? Aquel día, el cien pies llegó tarde al colegio.
He aquí acabó la cosa. Conclusión de nuestro inspector, con aportaciones propias:
En la vida, uno no debe de ser indeciso. Cuando se te ocurre algo, no debes ponerte a pensar en si hacerlo o no, hay que hablar sin miedos, decir la verdad. Si uno no está seguro de sí mismo, poco va a hacer en esta vida. Nadie puede despreciarse a sí mismo, ni por su aspecto físico, por su inteligencia, ni por ningún otro motivo. Porque como decía una antigua profesora, en la vida hay que ir buscando llaves que abran puertas, y estas llaves están demasiado bien escondidas, pero siempre alguien las acaba encontrando. Y con estas llaves uno va a ir abriendo puertas, y al final, el que más llaves tenga, va a poder entrar en la puerta que desee, mientras que el que menos llaves tenga, siempre va a entrar por la puerta negra, y eso no lo digo yo, es la pura realidad.
Aprovechen el tiempo que hoy en día está la vida demasiado cara
