Con toda la parte sensible de mi corazón, para todas éstas personas.
Desde hace días, me encuentro totalmente diferente conmigo. No encuentro a un verdadero Cristian en mí. He llegado a la buena conclusión de que me estoy agobiando por los estudios. No quiero pensarlo, pero puede que así sea. Siempre y cuando me agobio y no me encuentro bien, sea por la razón que sea, me pongo a pensar en mis amigos. Cada vez que he estado mal, uno, o otro, han venido y me han ayudado en lo que han podido. Recuerdo una tarde lo estaba pasando realmente mal, por razones que hoy veo ridículas. Pienso ahora que jamás en la vida me hubiera preocupado por aquella tontería. Cómo me gustaría retroceder en el tiempo. Pues, el caso es que siempre que me ha hecho falta alguien a mi lado lo he tenido. Cuando estoy mal, sé que llegan los viejos amigos y no hace falta que les cuente para que automáticamente se den cuenta de lo que me pasa. Cómo nos vamos entendiendo con el paso del tiempo. Hay también gente más jovencilla, que no saben cómo me alegro que hayan llegado a mi vida; y me quieran tanto cómo para irnos de fiesta como para pasarlo mal juntos. ¡Los quiero más que a tóas las cosas coño! Digo que, hoy, estoy muy contento de tener amigos cómo vosotros. No todos iban a ser falsos. Y .. leyedo un entrada, y leyendo la otra, me doy cuenta de la gran diferencia que existe.
A ésta gente les debo la felicidad, pues éste puzzle se va formando con las piezas que ellos van poniendo.