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7/7/2014

lunes, 11 de abril de 2011

Ya huele a cera


Jamás me reconocí como vividor de la Semana Santa en su total plenitud, pero nunca podría dejar pasar la oportunidad de agrandecer más de lo que está a las imágenes que el pueblo se atreverá a lucir en cuestión de un par de días. Cierto es, que lo mejor de esta semana que con tanta ansia espero es que cada día en los que cada hermandad se deje ver, la hora de recogida no está limitada. Me encanta ver desde que el primer costalero pone su primer pie fuera de la Parroquia, hasta que lo vuelve a poner el último costalero. No hay cosa que más me guste de esta placentera semana, que como otra cualquiera, llegará cargada de buenas vibraciones a las que espero impacientemente. Algo inolvidable año tras año es, sin lugar a dudas, la recogida de Nuestra Remedio de todos los males. Es algo único de ver cada año, indescriptible con alguna que otra excepción; dos de la mañana, el rocío cayendo, y se acerca por la calle de la capilla de la Aurora la reina de aquellas zonas. Se va acercando poco a poco, con una alegre melodía de fondo, que realmente conmueve. La mejor parte, la saeta que se le regala cada vez. Y mi mejor momento, el que hace que quedarse allí valga la pena, es la entonación de los costaleros que con tanto esfuerzo han lucido los pasos. Alucinante. Aunque siempre supe que mi hermandad favorita es la de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Aún recuerdo cuando hace años iba con mi madre a las cinco de la mañana para ver como él y ella se acercaban a nosotros, sólo a nosotros. No había ni un alma más en la calle. Aún recuerdo estos momentos con cierta añoranza. En estos tiempos, quiero lucir yo también un poco a las imágenes del pueblo, ya que tanta ilusión y diversión me hacen sentir. Ya les cuento.