Que Selectividad.

Y Selectividad. Y todo es Selectividad. Me levanto, salgo a correr un poco porque es lo único que me pueda gustar que voy a hacer en la mañana, llego, me ducho, y Selectividad. Selectividad mientras desayuno, y mientras descanso. Selectividad en el Cola Cao, en el jamón de la tostá. Selectividad hasta en el plato de garbanzos. Qué asco, siempre he odiado los garbanzos. Son asquerosos, pero bueno, no tan asquerosos como la Selectividad. Y encima tengo una amiga que se llama Celeste, y cuando me llama, pone: ´´Llamando Cele´´. Selectividad, que me dejes, cabrona. Qué jartura, tío, no tengo ni ganas de escribir yo mismo. Me he cargado los temacos de Historia de España. Estaban locos los tíos éstos, de verdad, ésto pasa ahora y nos meamos de la risa. Inglés, los 24 temas de Biología (no sé si habré contado alguna vez que mi profesora de Biología está loca y un poco amargada, pero la pobre es que lleva una vida de vieja solitaria, y es totalmente entendible), y Lengua. Que lengua es una gran mierda, quince temas de literatura, y sólo entra uno. Que éstos de la ponencia son muy cabrones todos. Que yo no quiero un texto periodístico, de verdad, que ese es para fracasados, que yo quiero uno literario, pero un poema que yo entienda, no el de la negra de la rosa blanca de Juan Ramón Jiménez que ha caído en Madrid, o uno de Valencia que está escrito en castellano antiguo. A mí me ponen uno en castellano antiguo, me levanto, entrego el examen y me voy. Pero bueno, qué poco queda. Y mientras tanto, día 14: Selectividad. Día 15: Selectividad. Día 16: Selectividad. Día 17: Selectividad, y ya, día 18, empieza lo bueno, examen de Lengua, Historia e Inglés, 19 de Matemáticas y Química (que cómo me voy a reír con el inventario que voy a hacer en ambos exámenes), y el jueves, Biología. Pero mientras tanto, Selectividad. Hasta entonces.